martes, 24 de junio de 2014

El Enemigo En Casa

Si alguien quiere saber el verdadero significado de la palabra drama, que se lo pregunten a la gente de Las Palmas de Gran Canaria. Lo que se vió ayer en el estadio pio-pio, fue de infarto, de alegría y sobre todo tristeza y vergüenza. 
La UD Las Palmas, en el minuto 92 era equipo de Primera División, y no lo fué. El terreno de juego empezó a ser invadido por cientos de energúmenos del fútbol y que aprovechan un evento, un espectáculo multitudinario para darse a conocer, en este caso para mal. Los aficionados empezaron a invadir el terreno de juego aún sin haber finalizado el choque, por lo que el árbitro murciano decidió, a buen rigor, suspender momentáneamente el partido hasta que no se desalojara el terreno de juego. 
El colegiado, dispuesto a suspender el partido, acudió junto a sus jueces de línea a dialogar con el delegado de campo y con el Presidente canario, que bajó al banquillo para celebrar lo que era hasta ese momento el ascenso 12 años después a la máxima categoría del fútbol español, para indicar que en el caso de no desalojarse el campo de aficionados y poder finalizar con los 3 minutos que dió de descuento, el partido quedaría totalmente suspendido, en ese momento la UD Las Palmas ganaba 1-0 con gol de Apoño en el 48´. Finalmente y con la calma de las fieras, los servicios de seguridad pudieron alejar a los cientos de aficionados agolpados al terreno de juego y reanudarse el choque, con poco más de un minuto por disputarse, por lo que nadie imaginaba que pudiera ocurrir lo que sí acabó por ocurrir.
La reanudación empezó en un saque de banda por el centro del campo con ataque para el Córdoba, que el balón acabó siendo colgado al área para remate de Raul Bravo, que Barbosa no pudo atajar quedando el balón muerto dentro del área pequeña para ser empujado por Uli Dávila, que en el minuto 99´de partido acabó por darle el ascenso al Córdoba, el ascenso más triste por lo vivido en el terreno de juego de los últimos años.
A partir de ahí la locura, pero no de alegría sino de vergüenza, los aficionados canarios seguía saltando y acabaron por invadir el terreno de juego definitivamente, huyendo los colegiados escoltados por la policía al vestuario y los jugadores del Córdoba celebrándolo entre leves agresiones de algunos radicales canarios, pero finalmente pudieron salir a festejar el ascenso al vestuario. Mientras, la cruz de la historia y los que menos merecían esto eran los jugadores de Las Palmas, desolados en el terreno de juego, con lágrimas e incrédulos por lo que habían vivido en la tarde del Domingo 22 de Junio de 2014, ¿que hubiera pasado si no hubiera habido esa invasión al terreno de juego por parte de muchos de sus aficionados?. Ahora la UD Las Palmas se enfrentará con casi toda seguridad a un cierre del estadio y una sanción económica más que importante.
No pueden culpar del no ascenso al árbitro, ni a la falta de compromiso de sus jugadores, ni al mal planteamiento táctico de Josico, su entrenador, ni a la mala gestión del Presidente, la culpa la tuvieron muchos aficionados propios, el enemigo lo tuvieron en casa.

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